ADVIENTO 2012
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Mn Mario Ciccorossi
Charla del Miércoles 28 de noviembre de
2012
1- LITURGIA (tornar)
- Tiempo litúrgico: liturgia debe ser maestra de vida sino no sirve para nada… sino es rito por el rito mismo. Cuento del gato atado de los monjes:
El maestro de zen y sus discípulos comenzaron su meditación de la tarde.
El gato que vivía en el monasterio hacía tanto ruido que distrajo los monjes de su práctica, así que el maestro dio órdenes de atar al gato durante toda la práctica de la tarde.
Cuando el maestro murió años más tarde, el gato continuó siendo atado durante la sesión de meditación. Y cuando, a la larga, el gato murió, otro gato fue traído al monasterio y siguió siendo atado durante las sesiones de práctica.
Siglos más tarde, eruditos descendientes del maestro de zen escribieron tratados sobre la significación espiritual de atar un gato para la práctica de la meditación.
El gato que vivía en el monasterio hacía tanto ruido que distrajo los monjes de su práctica, así que el maestro dio órdenes de atar al gato durante toda la práctica de la tarde.
Cuando el maestro murió años más tarde, el gato continuó siendo atado durante la sesión de meditación. Y cuando, a la larga, el gato murió, otro gato fue traído al monasterio y siguió siendo atado durante las sesiones de práctica.
Siglos más tarde, eruditos descendientes del maestro de zen escribieron tratados sobre la significación espiritual de atar un gato para la práctica de la meditación.
Rituales
que nacen accidentalmente pueden convertirse
en creencias absurdas que se traspasan de generación a generación
en creencias absurdas que se traspasan de generación a generación
- La liturgia tiene como objetivo final: la alabanza de Dios, y ayudarnos a vivir el Evangelio.
2- ADVIENTO (tornar)
- Que significa entonces en este contexto Adviento?
- “El tiempo del Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera Venida de Hijo de Dios entre los hombres, y un tiempo en el cual, mediante esta celebración, la fe se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos.
- Por estos dos motivos, el Adviento se presenta como un tiempo de piadosa alegre esperanza” (Calendario Romano n.39)
- Advenimiento. Venida. Estar atentos para su venida.
- Las tres venidas: Navidad, Parusía, y cada día.
- Centrémonos en la de cada día para que nos ayude a celebrar la Navidad y estar preparados a su Venida Final.
- Expectación Mesiánica del AT: figura central los profetas: anunciadores de la palabra de Dios en los acontecimientos de todos los días: anunciar la verdad y denunciar el error.
- Cada año, la elección de los evangelios nos hace seguir una progresión en los 4 domingos de Adviento:
- El primer domingo nos orienta hacia la Venida del Señor al final de la historia y el mensaje es el de la vigilancia;
- El segundo domingo está centrado en la figura de Juan Bautista y el mensaje es el de la paciencia y de la preparación activa para la Venida del Señor;
- El tercer domingo, también centrado en el Bautista, nos orienta con más fuerza hacia la persona de Aquél que viene; el mensaje es el de la alegría por la venida muy cercana;
- El cuarto domingo contempla el misterio de la Encarnación de Dios en María; el mensaje: una preparación profunda del misterio de la Navidad.
Fiestas del Adviento
- Navidad recuerda la Venida del Salvador en la humildad de nuestra carne humana y se desarrolla en múltiples facetas:
- no sólo la Venida del Niño (noche de Navidad)
- y el misterio de Verbo hecho carne ( día de Navidad),
- sino también, Dios entrando en el tejido de las relaciones familiares (Sagrada Familia),
- y Dios resaltando la misión de María (1° de Enero).
- La Epifanía, mucho más celebrada en las Iglesias de Oriente, nos revela el alcance universal de la Venida de Dios entre los hombres
- El Bautismo inaugura la misión concreta de Jesús, el Salvador: el Espíritu Santo lo consagra como enviado de Dios, al descender sobre Él en su forma visible.
3- ESTAR ATENTOS (tornar)
- Adviento: ejercicio para estar atentos a la venida del Señor.
- Adviento es aprender a estar solos.
No estoy solo
Cuando estoy conmigo.
Cuando escucho mi corazón.
Cuando siento sus latidos, y me detengo por un rato
Solamente a contemplar mi vida.
No estoy solo
Cuando estoy viviendo desde mi corazón.
Cuando el tiempo parece eterno.
Cuando no me juzgo ni juzgo.
Cuando no me comparo ni pongo palabras.
No estoy solo
Cuando estoy en silencio
Solamente observando mi presente,
Viviendo mi presente.
No estoy solo
Cuando me acompaña
Mi vino preferido,
Mi música favorita,
Mis sales de baño con el agua a la temperatura justa,
En la tranquilidad de mi casa,
Después de un día agotador... como el de hoy.
No estoy solo
Cuando miro a los ojos de cada persona con la que me cruzo.
Cuando siento íntimamente una vibración
Al recordar el encuentro con un amigo.
Cuando me recibe un sol radiante empezando el nuevo día.
O, simplemente, cuando decido vivir mi vida
Estando en movimiento,
Buscando crecer,
Buscando avanzar,
Buscando no hacer tantas cosas, sino, simplemente Ser.
No estoy solo.
No me siento solo.
Porque tengo la mejor compañía que elegí en mi vida: me tengo a mí.
Cuando estoy conmigo.
Cuando escucho mi corazón.
Cuando siento sus latidos, y me detengo por un rato
Solamente a contemplar mi vida.
No estoy solo
Cuando estoy viviendo desde mi corazón.
Cuando el tiempo parece eterno.
Cuando no me juzgo ni juzgo.
Cuando no me comparo ni pongo palabras.
No estoy solo
Cuando estoy en silencio
Solamente observando mi presente,
Viviendo mi presente.
No estoy solo
Cuando me acompaña
Mi vino preferido,
Mi música favorita,
Mis sales de baño con el agua a la temperatura justa,
En la tranquilidad de mi casa,
Después de un día agotador... como el de hoy.
No estoy solo
Cuando miro a los ojos de cada persona con la que me cruzo.
Cuando siento íntimamente una vibración
Al recordar el encuentro con un amigo.
Cuando me recibe un sol radiante empezando el nuevo día.
O, simplemente, cuando decido vivir mi vida
Estando en movimiento,
Buscando crecer,
Buscando avanzar,
Buscando no hacer tantas cosas, sino, simplemente Ser.
No estoy solo.
No me siento solo.
Porque tengo la mejor compañía que elegí en mi vida: me tengo a mí.
- Adviento es saber escuchar a Dios.
- El habla pero a menudo no lo sabemos escuchar.
- Adviento es el tiempo de entrenamiento para poder sentir lo que nos dice.
- Cada acontecimiento es un pequeño profeta que nos habla de Dios.
- Todos los acontecimientos pueden transformarse en una oportunidad de aprendizaje. Leemos :
Una
niña había pasado todo el día de
compras con su mamá, cuando se disponían a
abandonar el almacén, llovía a
cántaros. Todos nos quedamos frente a la puerta resguardados
de la lluvia. Esperábamos, algunos con paciencia, y otros
irritados porque la naturaleza les estaba estropeando su prisa
rutinaria.
La voz de esta chiquita era muy dulce, y rompió mi trance hipnótico con esta inocente frase: "Mamá, corramos a través de la lluvia".
- "¿Qué?", dijo su mamá...
- "Sí, mamá... Corramos a través de la lluvia".
- "No, mi amor... Esperemos a que baje la lluvia", contestó la mamá pacientemente..
La niña esperó otro minuto, y repitió: "Mamá, corramos a través de la lluvia".
Y la mamá le dijo: "Pero si lo hacemos, nos empaparemos..."
- "No, mamá, no nos mojaremos. Eso no fue lo que le dijiste esta mañana a papá..." Tal fue la respuesta de la niña, mientras halaba el brazo de su madre...
- "¿Esta mañana? ¿Cuándo dije que podíamos correr a través de la lluvia, y no mojarnos?"
- "¿Ya no lo recuerdas? Cuando hablabas con papá acerca de su cáncer, le dijiste que si Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través de cualquier cosa".
La mamá se detuvo a pensar por un momento acerca de lo que debería responder. Este era un momento crucial en la vida de esta joven criatura, un momento en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas, de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe...
- "Amor, tienes toda la razón. Corramos a través de la lluvia. Y si Dios permite que nos empapemos, puede ser que Él sepa que necesitamos una lavadita". Y salieron corriendo...
Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras corrían por el estacionamiento, pisando todos los charcos. Por supuesto que se empaparon, pero no fueron las únicas... Las siguieron unos cuantos que reían como niños mientras corrían hacia sus coches. Sí, es cierto, yo también corrí. Y sí, también me empapé...seguro Dios pensó que necesitaba una lavadita.
Las circunstancias o las personas pueden quitarnos nuestras posesiones materiales, pueden llevarse nuestro dinero, y pueden llevarse nuestra salud. Pero nada ni nadie puede quitarnos nuestras más valiosas posesiones.
"La vida no se trata de sobrevivir una tempestad…
se trata de saber cómo bailar bajo la lluvia…"
La voz de esta chiquita era muy dulce, y rompió mi trance hipnótico con esta inocente frase: "Mamá, corramos a través de la lluvia".
- "¿Qué?", dijo su mamá...
- "Sí, mamá... Corramos a través de la lluvia".
- "No, mi amor... Esperemos a que baje la lluvia", contestó la mamá pacientemente..
La niña esperó otro minuto, y repitió: "Mamá, corramos a través de la lluvia".
Y la mamá le dijo: "Pero si lo hacemos, nos empaparemos..."
- "No, mamá, no nos mojaremos. Eso no fue lo que le dijiste esta mañana a papá..." Tal fue la respuesta de la niña, mientras halaba el brazo de su madre...
- "¿Esta mañana? ¿Cuándo dije que podíamos correr a través de la lluvia, y no mojarnos?"
- "¿Ya no lo recuerdas? Cuando hablabas con papá acerca de su cáncer, le dijiste que si Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través de cualquier cosa".
La mamá se detuvo a pensar por un momento acerca de lo que debería responder. Este era un momento crucial en la vida de esta joven criatura, un momento en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas, de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe...
- "Amor, tienes toda la razón. Corramos a través de la lluvia. Y si Dios permite que nos empapemos, puede ser que Él sepa que necesitamos una lavadita". Y salieron corriendo...
Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras corrían por el estacionamiento, pisando todos los charcos. Por supuesto que se empaparon, pero no fueron las únicas... Las siguieron unos cuantos que reían como niños mientras corrían hacia sus coches. Sí, es cierto, yo también corrí. Y sí, también me empapé...seguro Dios pensó que necesitaba una lavadita.
Las circunstancias o las personas pueden quitarnos nuestras posesiones materiales, pueden llevarse nuestro dinero, y pueden llevarse nuestra salud. Pero nada ni nadie puede quitarnos nuestras más valiosas posesiones.
"La vida no se trata de sobrevivir una tempestad…
se trata de saber cómo bailar bajo la lluvia…"
- El ángel que anuncia a María la venida del Señor son los acontecimientos de nuestra vida
- Nada es casualidad. Coincidencias significativas. Sincronicidades.
- Vivimos en un tiempo con apuro crónico, ruidos, atolondrados por obligaciones, no sabemos estar en silencio y en soledad.
- Sintonizar la radio: frecuencia de onda para poder escuchar a Dios.
- Poema: "No estás deprimido… estas distraído" de Facundo Cabral.
- Solo si captamos esta frecuencia podremos comprender y vivir el misterio de la Navidad.
- Hoy día es tapado, descuartizado por una sociedad de consumo que usufructúa y comercializa lo más sagrado.
4- NAVIDAD ES: (tornar)
- Silencio.
- Soledad.
- Sin sentido solo comprendido por amor.
- Confianza.
- Humildad, sencillez.
- Pobreza
- Por lo tanto todo Dios…
… Distraído de la vida que te puebla, Distraído de la vida que te rodea; delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco...... algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene setenta años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. No hay muerte... hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.
Recuerda : "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. El te manda flores cada primavera. Él te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha, El puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo, ¡Él está loco por ti!
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero él sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco...... algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene setenta años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. No hay muerte... hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.
Recuerda : "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. El te manda flores cada primavera. Él te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha, El puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo, ¡Él está loco por ti!
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero él sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
"Cuando
la vida te presente mil razones para llorar,
demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír."
demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír."
Facundo Cabral
Cuenta una leyenda rusa que fueron cuatro los Reyes Magos. Luego de haber visto la estrella en el oriente, partieron juntos llevando cada uno sus regalos de oro, incienso y mirra. El cuarto llevaba vino y aceite en gran cantidad, cargado todo en los lomos de sus burritos.
Luego de varios días de camino se internaron en el desierto. Una noche los agarró una tormenta. Todos se bajaron de sus cabalgaduras, y tapándose con sus grandes mantos de colores, trataron de soportar el temporal refugiados detrás de los camellos arrodillados sobre la arena. El cuarto Rey, que no tenía camellos, sino sólo burros buscó amparo junto a la choza de un pastor metiendo sus animalitos en el corral de pirca. Por la mañana aclaró el tiempo y todos se prepararon para recomenzar la marcha. Pero la tormenta había desparramado todas las ovejitas del pobre pastor, junto a cuya choza se había refugiado el cuarto Rey. Y se trataba de un pobre pastor que no tenía ni cabalgadura, ni fuerzas para reunir su majada dispersa.
Nuestro cuarto Rey se encontró frente a un dilema. Si ayudaba al buen hombre a recoger sus ovejas, se retrasaría de la caravana y no podría ya seguir con sus Camaradas. El no conocía el camino, y la estrella no daba tiempo que perder. Pero por otro lado su buen corazón le decía que no podía dejar así a aquel anciano pastor. ¿Con qué cara se presentaría ante el Rey Mesías si no ayudaba a uno de sus hermanos?
Finalmente se decidió por quedarse y gastó casi una semana en volver a reunir todo el rebaño disperso. Cuando finalmente lo logró se dio cuenta de que sus compañeros ya estaban lejos, y que además había tenido que consumir parte de su aceite y de su vino compartiéndolo con el viejo. Pero no se puso triste. Se despidió y poniéndose nuevamente en camino aceleró el tranco de sus burritos para acortar la distancia. Luego de mucho vagar sin rumbo, llegó finalmente a un lugar donde vivía una madre con muchos chicos pequeños y que tenía a su esposo muy enfermo. Era el tiempo de la cosecha. Había que levantar la cebada lo antes. posible, porque de lo contrario los pájaros o el viento terminarían por llevarse todos los granos ya bien maduros.
Otra vez se encontró frente a una decisión. Si se quedaba a ayudar a aquellos pobres campesinos, sería tanto el tiempo perdido que ya tenía que hacerse a la idea de no encontrarse más con su caravana. Pero tampoco podía dejar en esa situación a aquella pobre madre con tantos chicos que necesitaba de aquella cosecha para tener pan el resto del año. No tenía corazón para presentarse ante el Rey Mesías si no hacía lo posible por ayudar a sus hermanos. De esta manera se le fueron varias semanas hasta que logró poner todo el grano a salvo. Y otra vez tuvo que abrir sus alforjas para compartir su vino y su aceite.
Mientras tanto la estrella ya se le había perdido. Le quedaba sólo el recuerdo de la dirección, y las huellas medio borrosas de sus compañeros. Siguiéndolas rehizo la marcha, y tuvo que detenerse muchas otras veces para auxiliar a nuevos hermanos necesitados. Así se le fueron casi dos años hasta que finalmente llegó a Belén. Pero el recibimiento que encontró fue muy diferente del que esperaba. Un enorme llanto se elevaba del pueblito. Las madres salían a la calle llorando, con sus pequeños entre los brazos. Acababan de ser asesinados por orden de otro rey. El pobre hombre no entendía nada. Cuando preguntaba por el Rey Mesías, todos lo miraban con angustia y le pedían que se callara. Finalmente alguien le dijo que aquella misma noche lo habían visto huir hacia Egipto.
Quiso emprender inmediatamente su seguimiento, pero no pudo. Aquel pueblito de Belén era una desolación. Había que consolar a todas aquellas madres. Había que enterrar a sus pequeños, curar a sus heridos, vestir a los desnudos. Y se detuvo allí por mucho tiempo gastando su aceite y su vino. Hasta tuvo que regalar alguno de sus burritos, porque la carga ya era mucho menor, y porque aquellas pobres gentes los necesitaban más que él. Cuando finalmente se puso en camino hacia Egipto, había pasado mucho tiempo y había gastdo mucho de su tesoro. Pero se dijo que seguramente el Rey Mesías sería comprensivo con él, porque lo había hecho por sus hermanos.
En el camino hacia el país de las pirámides tuvo que detener muchas otras veces su marcha. Siempre se encontraba con un necesitado de su tiempo, de su vino o de su aceite. Había que dar una mano, o socorrer una necesidad. Aunque tenía temor de volver a llegar tarde, no podía con su buen corazón. Se consolaba diciéndose que con seguridad el Rey Mesías sería comprensivo con él, ya que su demora se debía al haberse detenido para auxiliar a sus hermanos.
Cuando llegó a Egipto se encontró nuevamente con que Jesús ya no estaba allí. Había regresado a Nazaret, porque en sueños José había recibido la noticia de que estaba muerto quien buscaba matarlo al Niño. Este nuevo desencuentro le causó mucha pena a nuestro Rey Mago, pero no lo desanimó. Se había puesto en camino para encontrarse con el Mesías, y estaba dispuesto a continuar con su búsqueda a pesar de sus fracasos. Ya le quedaban menos burros, y menos tesoros. Y éstos los fue gastando en el largo camino que tuvo que recorrer, porque siempre las necesidades de los demás lo retenían por largo tiempo en su marcha. Así pasaron otros treinta años, siguiendo siempre las huellas del que nunca había visto pero que le había hecho gastar su vida en buscarlo.
Finalmente se enteró de que había subido a Jerusalén y que allí tendría que morir. Esta vez estaba decidido a encontrarlo fuera como fuese. Por eso, ensilló el último burro que le quedaba, llevándose la última carguita de vino y aceite, con las dos monedas de plata que era cuanto aún tenía de todos sus tesoros iniciales. Partió de Jericó subiendo también él hacia Jerusalén. Para estar seguro del camino, se lo había preguntado a un sacerdote y a un levita que, más rápidos que él, se le adelantaron en su viaje. Se le hizo de noche. Y en medio de la noche, sintió unos quejidos a la vera del camino. Pensó en seguir también él de largo como lo habían hecho los otros dos. Pero su buen corazón no se lo dejó. Detuvo su burro, se bajó y descubrió que se trataba de un hombre herido y golpeado. Sin pensarlo dos veces sacó el último resto de vino para limpiar las heridas. Con el aceite que le quedaba untó las lastimaduras y las vendó con su propia ropa hecha jirones. Lo cargó en su animalito y, desviando su rumbo, lo llevó hasta una posada. Allí gastó la noche en cuidarlo. A la mañana, sacó las dos últimas monedas y se las dio al dueño del albergue diciéndole que pagara los gastos del hombre herido. Allí le dejaba también su burrito por lo que fuera necesario. Lo que se gastara de más él lo pagaría al regresar.
Y siguió a pie, solo, viejo y cansado. Cuando llegó a Jerusalén ya casi no le quedaban más fuerzas. Era el mediodía de un Viernes antes de la Gran Fiesta de Pascua. La gente estaba excitada. Todos hablaban de lo que acababa de suceder. Algunos regresaban del Gólgota y comentaban que allá estaba agonizando colgado de una cruz. Nuestro Rey Mago gastando sus últimas fuerzas se dirigió hacia allá casi arrastrándose, como si el también llevara sobre sus hombros una pesada cruz hecha de años de cansancio y de caminos.
Y llegó. Dirigió su mirada hacia el agonizante, y en tono de súplica le dijo:
- Perdóname. Llegué demasiado tarde.
Pero desde la cruz se escuchó una voz que le decía:
- Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Mamerto Menapace