adviento 2012
ADVIENTO 2012
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Mn Mario Ciccorossi
Charla del Miércoles 28 de noviembre de
2012
- LITURGIA
- ADVIENTO
- ESTAR ATENTOS
- LA NAVIDAD ES...
1- LITURGIA (tornar)
- Tiempo
litúrgico: liturgia debe ser maestra de vida sino no sirve
para nada… sino es rito por el rito mismo. Cuento del gato
atado de los monjes:
El maestro de zen y sus discípulos comenzaron su meditación de la tarde.
El
gato que vivía en el monasterio hacía tanto ruido
que distrajo los monjes de su práctica, así que
el maestro dio órdenes de atar al gato durante toda la
práctica de la tarde.
Cuando
el maestro murió años más tarde, el
gato continuó siendo atado durante la sesión de
meditación. Y cuando, a la larga, el gato murió,
otro gato fue traído al monasterio y siguió
siendo atado durante las sesiones de práctica.
Siglos
más tarde, eruditos descendientes del maestro de zen
escribieron tratados sobre la significación espiritual de
atar un gato para la práctica de la meditación.
Rituales
que nacen accidentalmente pueden convertirse
en creencias absurdas que
se traspasan de generación a generación
- La liturgia tiene como objetivo final: la alabanza de Dios, y ayudarnos a vivir el Evangelio.
2- ADVIENTO (tornar)
- Que significa entonces en este contexto Adviento?
- “El tiempo del
Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de
preparación a las solemnidades de Navidad en que se
conmemora la primera Venida de Hijo de Dios entre los hombres, y un
tiempo en el cual, mediante esta celebración, la fe se
dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos.
- Por estos dos motivos, el Adviento se presenta como un tiempo de piadosa alegre esperanza” (Calendario Romano n.39)
- Advenimiento. Venida. Estar atentos para su venida.
- Las tres venidas: Navidad, Parusía, y cada día.
- Centrémonos en la
de cada día para que nos ayude a celebrar la Navidad y estar
preparados a su Venida Final.
- Expectación
Mesiánica del AT: figura central los profetas: anunciadores
de la palabra de Dios en los acontecimientos de todos los
días: anunciar la verdad y denunciar el error.
- Cada año, la
elección de los evangelios nos hace seguir una
progresión en los 4 domingos de Adviento:
- El primer domingo nos orienta hacia la Venida del Señor al final de la historia y el mensaje es el de la vigilancia;
- El segundo domingo
está centrado en la figura de Juan Bautista y el mensaje es
el de la paciencia y de la preparación activa para la Venida
del Señor;
- El tercer domingo,
también centrado en el Bautista, nos orienta con
más fuerza hacia la persona de Aquél que viene;
el mensaje es el de la alegría por la venida muy cercana;
- El cuarto domingo
contempla el misterio de la Encarnación de Dios en
María; el mensaje: una preparación profunda del
misterio de la Navidad.
Fiestas del Adviento
- Navidad recuerda la Venida del Salvador en la humildad de nuestra carne humana y se desarrolla en múltiples facetas:
- no sólo la Venida del Niño (noche de Navidad)
- y el misterio de Verbo hecho carne ( día de Navidad),
- sino también, Dios entrando en el tejido de las relaciones familiares (Sagrada Familia),
- y Dios resaltando la misión de María (1° de Enero).
- La Epifanía,
mucho más celebrada en las Iglesias de Oriente, nos revela
el alcance universal de la Venida de Dios entre los hombres
- El Bautismo inaugura la
misión concreta de Jesús, el Salvador: el
Espíritu Santo lo consagra como enviado de Dios, al
descender sobre Él en su forma visible.
3- ESTAR ATENTOS (tornar)
- Adviento: ejercicio para estar atentos a la venida del Señor.
- Adviento es aprender a estar solos.
Oración Poema:
No estoy solo (tornar)
No estoy solo
Cuando estoy conmigo.
Cuando escucho mi corazón.
Cuando siento sus latidos, y me detengo por un rato
Solamente a contemplar mi vida.
No estoy solo
Cuando estoy viviendo desde mi corazón.
Cuando el tiempo parece eterno.
Cuando no me juzgo ni juzgo.
Cuando no me comparo ni pongo palabras.
No estoy solo
Cuando estoy en silencio
Solamente observando mi presente,
Viviendo mi presente.
No estoy solo
Cuando me acompaña
Mi vino preferido,
Mi música favorita,
Mis sales de baño con el agua a la temperatura justa,
En la tranquilidad de mi casa,
Después de un día agotador... como el de hoy.
No estoy solo
Cuando miro a los ojos de cada persona con la que me cruzo.
Cuando siento íntimamente una vibración
Al recordar el encuentro con un amigo.
Cuando me recibe un sol radiante empezando el nuevo día.
O, simplemente, cuando decido vivir mi vida
Estando en movimiento,
Buscando crecer,
Buscando avanzar,
Buscando no hacer tantas cosas, sino, simplemente Ser.
No estoy solo.
No me siento solo.
Porque tengo la mejor compañía que elegí en mi vida: me tengo a mí.
- Adviento es saber escuchar a Dios.
- El habla pero a menudo no lo sabemos escuchar.
- Adviento es el tiempo de entrenamiento para poder sentir lo que nos dice.
- Cada acontecimiento es un pequeño profeta que nos habla de Dios.
- Todos los acontecimientos pueden transformarse en una oportunidad de aprendizaje. Leemos :
Corramos bajo la lluvia... (tornar)
Una
niña había pasado todo el día de
compras con su mamá, cuando se disponían a
abandonar el almacén, llovía a
cántaros. Todos nos quedamos frente a la puerta resguardados
de la lluvia. Esperábamos, algunos con paciencia, y otros
irritados porque la naturaleza les estaba estropeando su prisa
rutinaria.
La voz de esta chiquita era muy dulce, y rompió mi trance
hipnótico con esta inocente frase:
"Mamá, corramos a través de la lluvia".
- "¿Qué?", dijo su mamá...
- "Sí, mamá... Corramos a través de la lluvia".
- "No, mi amor... Esperemos a que baje la lluvia", contestó la mamá pacientemente..
La niña esperó otro minuto, y
repitió: "Mamá, corramos a
través de la lluvia".
Y la mamá le dijo: "Pero si lo hacemos, nos empaparemos..."
- "No, mamá, no nos mojaremos. Eso no fue lo que
le dijiste esta mañana a papá..." Tal
fue la respuesta de la niña, mientras halaba el brazo de su
madre...
- "¿Esta mañana?
¿Cuándo dije que podíamos correr a
través de la lluvia, y no mojarnos?"
- "¿Ya no lo recuerdas? Cuando hablabas con
papá acerca de su cáncer, le dijiste que si Dios
nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a
través de cualquier cosa".
La mamá se detuvo a pensar por un momento acerca de lo que
debería responder. Este era un momento crucial en la vida de
esta joven criatura, un
momento en el que la inocencia y la confianza podían ser
motivadas, de manera que algún día florecieran en
una inquebrantable fe...
- "Amor, tienes toda la razón. Corramos
a través de la lluvia. Y si Dios permite que nos empapemos,
puede ser que Él sepa que necesitamos una lavadita". Y salieron corriendo...
Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras
corrían por el estacionamiento, pisando todos los charcos.
Por supuesto que se empaparon, pero no fueron las únicas...
Las siguieron unos cuantos que reían como
niños mientras corrían hacia sus coches.
Sí, es cierto, yo también corrí. Y
sí, también me empapé...seguro Dios
pensó que necesitaba una lavadita.
Las circunstancias o las personas pueden quitarnos nuestras posesiones
materiales, pueden llevarse nuestro dinero, y pueden llevarse nuestra
salud. Pero nada ni nadie puede quitarnos nuestras más
valiosas posesiones.
"La vida no se trata de sobrevivir una tempestad…
se trata de saber cómo bailar bajo la lluvia…"
- El ángel que anuncia a María la venida del Señor son los acontecimientos de nuestra vida
- Nada es casualidad. Coincidencias significativas. Sincronicidades.
- Vivimos en un tiempo con
apuro crónico, ruidos, atolondrados por obligaciones, no
sabemos estar en silencio y en soledad.
- Sintonizar la radio: frecuencia de onda para poder escuchar a Dios.
- Poema: "No estás deprimido… estas distraído" de Facundo Cabral.
- Solo si captamos esta frecuencia podremos comprender y vivir el misterio de la Navidad.
- Hoy día es
tapado, descuartizado por una sociedad de consumo que
usufructúa y comercializa lo más sagrado.
4- NAVIDAD ES: (tornar)
- Silencio.
- Soledad.
- Sin sentido solo comprendido por amor.
- Confianza.
- Humildad, sencillez.
- Pobreza
- Por lo tanto todo Dios…
No estás deprimido, estás distraído… (tornar)
No estás deprimido, estás distraído… (tornar)
… Distraído de la vida que te puebla, Distraído de la vida que te rodea; delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo
lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias
a la soledad me conozco...... algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo
porque tiene setenta años, olvidando que Moisés
dirigía el Éxodo a los ochenta y Rubinstein
interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por
citar dos casos conocidos.
No
estás deprimido, estás distraído. Por
eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo
te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza, por lo
tanto no puedes ser dueño de nada. Además,
la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te alivia para que
vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No
perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos
adelantó, porque para allá vamos todos.
Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu
corazón. No hay muerte... hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman,
San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que
creía que la pobreza está más cerca
del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos
aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace
lo que ama, está benditamente condenado al éxito,
que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser,
será y, llegará naturalmente.
No
hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor.
Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y
sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida,
la que me levantó cuando se cayó el
avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando
los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida.
Dios
te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes
hacerte libre y feliz. Después podrás
compartir la vida verdadera con los demás.
Recuerda : "Amarás al prójimo como a ti mismo".
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que
esa criatura que estás viendo es obra de Dios y
decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una
adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay
tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que
sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve
del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa,
la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y
los ríos, el fútbol de los brasileños,
Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro
Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de
Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven;
las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez,
Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si
te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo
hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo
ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas,
serás más humilde, más agradecido...
por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo
peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda
al niño que te necesita, ese niño que
será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los
jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además,
el servicio es una felicidad segura, como gozar de la
naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una
bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba
que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.
Si
Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en
él. Si Él tuviera una cartera, tu foto
estaría dentro de ella. El te manda flores cada
primavera. Él te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tú quieres hablar, Él te
escucha, El puede vivir en cualquier parte del universo,
pero Él escogió tu corazón.
Enfréntalo, amigo, ¡Él está
loco por ti!
Dios
no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza,
sol sin lluvia, pero él sí prometió
fuerzas para cada día, consuelo para las
lágrimas, y luz para el camino.
"Cuando
la vida te presente mil razones para llorar,
demuéstrale
que tienes mil y una razones por las cuales
sonreír."
Facundo Cabral
Cuenta una leyenda rusa que fueron cuatro los Reyes Magos. Luego de
haber visto la estrella en el oriente, partieron juntos llevando cada
uno sus regalos de oro, incienso y mirra. El cuarto llevaba vino y
aceite en gran cantidad, cargado todo en los lomos de sus burritos.
Luego de varios días de camino se internaron en el desierto.
Una noche los agarró una tormenta. Todos se bajaron de sus
cabalgaduras, y tapándose con sus grandes mantos de colores,
trataron de soportar el temporal refugiados detrás de los
camellos arrodillados sobre la arena. El cuarto Rey, que no
tenía camellos, sino sólo burros buscó
amparo junto a la choza de un pastor metiendo sus animalitos en el
corral de pirca. Por la mañana aclaró el tiempo y
todos se prepararon para recomenzar la marcha. Pero la tormenta
había desparramado todas las ovejitas del pobre pastor,
junto a cuya choza se había refugiado el cuarto Rey. Y se
trataba de un pobre pastor que no tenía ni cabalgadura, ni
fuerzas para reunir su majada dispersa.
Nuestro cuarto Rey se encontró frente a un dilema. Si
ayudaba al buen hombre a recoger sus ovejas, se retrasaría
de la caravana y no podría ya seguir con sus Camaradas. El
no conocía el camino, y la estrella no daba tiempo que
perder. Pero por otro lado su buen corazón le
decía que no podía dejar así a aquel
anciano pastor. ¿Con qué cara se
presentaría ante el Rey Mesías si no ayudaba a
uno de sus hermanos?
Finalmente se decidió por quedarse y gastó casi
una semana en volver a reunir todo el rebaño disperso.
Cuando finalmente lo logró se dio cuenta de que sus
compañeros ya estaban lejos, y que además
había tenido que consumir parte de su aceite y de su vino
compartiéndolo con el viejo. Pero no se puso triste. Se
despidió y poniéndose nuevamente en camino
aceleró el tranco de sus burritos para acortar la distancia.
Luego de mucho vagar sin rumbo, llegó finalmente a un lugar
donde vivía una madre con muchos chicos pequeños
y que tenía a su esposo muy enfermo. Era el tiempo de la
cosecha. Había que levantar la cebada lo antes. posible,
porque de lo contrario los pájaros o el viento
terminarían por llevarse todos los granos ya bien maduros.
Otra vez se encontró frente a una decisión. Si se
quedaba a ayudar a aquellos pobres campesinos, sería tanto
el tiempo perdido que ya tenía que hacerse a la idea de no
encontrarse más con su caravana. Pero tampoco
podía dejar en esa situación a aquella pobre
madre con tantos chicos que necesitaba de aquella cosecha para tener
pan el resto del año. No tenía corazón
para presentarse ante el Rey Mesías si no hacía
lo posible por ayudar a sus hermanos. De esta manera se le fueron
varias semanas hasta que logró poner todo el grano a salvo.
Y otra vez tuvo que abrir sus alforjas para compartir su vino y su
aceite.
Mientras tanto la estrella ya se le había perdido. Le
quedaba sólo el recuerdo de la dirección, y las
huellas medio borrosas de sus compañeros.
Siguiéndolas rehizo la marcha, y tuvo que detenerse muchas
otras veces para auxiliar a nuevos hermanos necesitados. Así
se le fueron casi dos años hasta que finalmente
llegó a Belén. Pero el recibimiento que
encontró fue muy diferente del que esperaba. Un enorme
llanto se elevaba del pueblito. Las madres salían a la calle
llorando, con sus pequeños entre los brazos. Acababan de ser
asesinados por orden de otro rey. El pobre hombre no
entendía nada. Cuando preguntaba por el Rey
Mesías, todos lo miraban con angustia y le pedían
que se callara. Finalmente alguien le dijo que aquella misma noche lo
habían visto huir hacia Egipto.
Quiso emprender inmediatamente su seguimiento, pero no pudo. Aquel
pueblito de Belén era una desolación.
Había que consolar a todas aquellas madres. Había
que enterrar a sus pequeños, curar a sus heridos, vestir a
los desnudos. Y se detuvo allí por mucho tiempo gastando su
aceite y su vino. Hasta tuvo que regalar alguno de sus burritos, porque
la carga ya era mucho menor, y porque aquellas pobres gentes los
necesitaban más que él. Cuando finalmente se puso
en camino hacia Egipto, había pasado mucho tiempo y
había gastdo mucho de su tesoro. Pero se dijo que
seguramente el Rey Mesías sería comprensivo con
él, porque lo había hecho por sus hermanos.
En el camino hacia el país de las pirámides tuvo
que detener muchas otras veces su marcha. Siempre se encontraba con un
necesitado de su tiempo, de su vino o de su aceite. Había
que dar una mano, o socorrer una necesidad. Aunque tenía
temor de volver a llegar tarde, no podía con su buen
corazón. Se consolaba diciéndose que con
seguridad el Rey Mesías sería comprensivo con
él, ya que su demora se debía al haberse detenido
para auxiliar a sus hermanos.
Cuando llegó a Egipto se encontró nuevamente con
que Jesús ya no estaba allí. Había
regresado a Nazaret, porque en sueños José
había recibido la noticia de que estaba muerto quien buscaba
matarlo al Niño. Este nuevo desencuentro le causó
mucha pena a nuestro Rey Mago, pero no lo desanimó. Se
había puesto en camino para encontrarse con el
Mesías, y estaba dispuesto a continuar con su
búsqueda a pesar de sus fracasos. Ya le quedaban menos
burros, y menos tesoros. Y éstos los fue gastando en el
largo camino que tuvo que recorrer, porque siempre las necesidades de
los demás lo retenían por largo tiempo en su
marcha. Así pasaron otros treinta años, siguiendo
siempre las huellas del que nunca había visto pero que le
había hecho gastar su vida en buscarlo.
Finalmente se enteró de que había subido a
Jerusalén y que allí tendría que
morir. Esta vez estaba decidido a encontrarlo fuera como fuese. Por
eso, ensilló el último burro que le quedaba,
llevándose la última carguita de vino y aceite,
con las dos monedas de plata que era cuanto aún
tenía de todos sus tesoros iniciales. Partió de
Jericó subiendo también él hacia
Jerusalén. Para estar seguro del camino, se lo
había preguntado a un sacerdote y a un levita que,
más rápidos que él, se le adelantaron
en su viaje. Se le hizo de noche. Y en medio de la noche,
sintió unos quejidos a la vera del camino. Pensó
en seguir también él de largo como lo
habían hecho los otros dos. Pero su buen corazón
no se lo dejó. Detuvo su burro, se bajó y
descubrió que se trataba de un hombre herido y golpeado. Sin
pensarlo dos veces sacó el último resto de vino
para limpiar las heridas. Con el aceite que le quedaba untó
las lastimaduras y las vendó con su propia ropa hecha
jirones. Lo cargó en su animalito y, desviando su rumbo, lo
llevó hasta una posada. Allí gastó la
noche en cuidarlo. A la mañana, sacó las dos
últimas monedas y se las dio al dueño del
albergue diciéndole que pagara los gastos del hombre herido.
Allí le dejaba también su burrito por lo que
fuera necesario. Lo que se gastara de más él lo
pagaría al regresar.
Y siguió a pie, solo, viejo y cansado. Cuando
llegó a Jerusalén ya casi no le quedaban
más fuerzas. Era el mediodía de un Viernes antes
de la Gran Fiesta de Pascua. La gente estaba excitada. Todos hablaban
de lo que acababa de suceder. Algunos regresaban del Gólgota
y comentaban que allá estaba agonizando colgado de una cruz.
Nuestro Rey Mago gastando sus últimas fuerzas se
dirigió hacia allá casi arrastrándose,
como si el también llevara sobre sus hombros una pesada cruz
hecha de años de cansancio y de caminos.
Y llegó. Dirigió su mirada hacia el agonizante, y en tono de súplica le dijo:
- Perdóname. Llegué demasiado tarde.
Pero desde la cruz se escuchó una voz que le decía:
- Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Mamerto Menapace